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¿Conoces la diferencia entre el consumo real y el consumo estimado en tu factura de la luz?

Seguro que todos conocemos a alguien a quien la factura de la luz le ha llegado en base a un consumo estimado pero, ¿qué significa esto? Pues muy sencillo, quiere decir que los técnicos no han podido contabilizar la cantidad real de electricidad que se ha consumido y por eso el importe final a pagar es una estimación.

Esto no siempre juega a favor de los consumidores, por eso queremos dedicar este artículo a explicaros en qué consisten las estimaciones en la factura de la luz, bajo qué criterio se elaboran y cómo esto puede llegar a perjudicarnos como usuarios.

¿Quién calcula el consumo estimado de la factura?

Primero debemos saber que la lectura de los contadores la realiza una distribuidora eléctrica. Es decir, la empresa que proporciona el suministro a la vivienda y que está determinada según las zonas geográficas por el Gobierno. Esta suele ser la propietaria de los contadores de la mayor parte de las casas.

Así que es la distribuidora quien consigue los datos de los contadores de la luz y los envía a las comercializadoras eléctricas. Esta medición del consumo eléctrico se rige por el Real Decreto 1718/2012, de 28 de diciembre, el cuál determina el procedimiento para realizar la lectura y facturación de los suministros de energía en baja tensión con potencia contratada no superior a 15 kW.

La comercializadora o compañía eléctrica es la empresa que cada uno de nosotros ha contratado para que gestione los contratos de la luz y a quien van destinadas las facturas. Dicho de manera simplificada, los usuarios comparamos a la comercializadora la energía que ésta ha adquirido previamente de la distribuidora.

¿Cómo se calcula la factura estimada?

Los consumos estimados se realizan en base al consumo histórico, y con esos datos, se hace una previsión del importe de la próxima factura. Pero claro, es solo una previsión, no la factura definitiva. La definitiva llegará cuando se consigan los datos reales del consumo. Por tanto, muchas veces, los datos no coinciden con la realidad y los clientes tienen que esperar un tiempo para que se les compense el error en las siguientes facturas.

Todas las facturas tienen una parte fija que se paga siempre, aunque no se consuma electricidad; y otra variable que aumenta o disminuye en función del gasto energético de cada mes. Esta parte es el consumo eléctrico y sobre ella se realiza la estimación.

El problema es que las lecturas estimadas del contador de la luz no suelen beneficiar a los consumidores. ¿Por qué? Porque este cálculo no es el gasto real, como ya hemos comentado. Los datos se obtienen con el cálculo medio de otros meses anteriores. Pero la cuestión es que no gastamos la misma electricidad todos los meses. Sobre todo, si coincide con las estaciones de verano o invierno. Así que, lo más común es que las compañías cobren de más a los consumidores.

Una forma muy sencilla de evitar que nos lleguen estas facturas con consumo estimado es instalar placas solares en casa. Además de olvidarnos de las estimaciones para siempre porque produciremos nuestra propia energía, también contribuiremos a la sostenibilidad del medio ambiente.