La compleja y turbulenta situación que vivimos actualmente en el mercado energético, las continuas subidas del precio de la luz y el agotamiento de los convencionales combustibles fósiles, como gas, petróleo y carbón, hacen que nos replanteemos el actual modelo de consumo energético.
Por ello, la eficiencia energética se ha convertido en una prioridad para los gobiernos, sobre todo con la mira puesta en la descarbonización para 2050; pero no todo el mundo tiene claro en qué consiste este concepto.
En nuestro artículo de hoy te contamos todo lo que necesitas saber sobre la eficiencia energética.
Concepto de eficiencia energética
Este concepto hace referencia a la capacidad de obtener los mejores resultados en cualquier actividad empleando la menor cantidad posible de recursos energéticos; gracias a ella nos permite reducir el consumo de cualquier tipo de energía y con ello los posibles impactos medioambientales asociados a ella. Este término se aplica desde la generación de dicha energía hasta su consumo final.
Con la eficiencia energética se busca mantener el mismo rendimiento de nuestra actividad, pero incorporando una serie de modelos de gestión sostenibles, hábitos responsables e inversiones e innovación tecnológica.
En un país o territorio, disponer de un nivel adecuado de eficiencia energética permite, por ejemplo, aumentar la seguridad de que existirá un abastecimiento de energía suficiente para toda la población. En nuestro hogar también proporciona numerosas utilidades, ya que, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), nos permite tanto rebajar, en el largo plazo, la factura de la luz como reducir las posibilidades de sufrir un apagón, situación que puede provocar la avería de nuestros aparatos electrónicos o electrodomésticos.
Por ello la eficiencia energética se ha convertido en una prioridad en las agendas de los gobiernos de todo el mundo, debido al carácter limitado de las fuentes energéticas tradicionales, a su progresivo encarecimiento y la dependencia que generan del mercado exterior, además de su gran impacto negativo sobre el medioambiente y el ecosistema.
Si nos fijamos en la producción, las empresas y administraciones públicas están poniendo en marcha cada vez más medidas e iniciativas para impulsar las energías renovables y la sostenibilidad, de tal forma que sirvan como guía de ahorro de energía y, por ende, contribuyan a que el planeta sea más sostenible. Un ejemplo es la Directiva Europea 2010/31/EU, que obliga a implementar en nuevas viviendas distintas medidas para reducir el consumo de energía y conseguir que sean más sostenibles.
Otros objetivos relacionados con la eficiencia energética que ha fijado la Unión Europea para 2030, y que se contemplan en el Pacto Verde, son:
- Reducir en un 55% las emisiones de efecto invernadero con respecto a 1990.
- Alcanzar una cuota del 42% de fuentes de energía renovables como la solar, eólica o el hidrógeno.
- Una mejora general del 36% al 39% en eficiencia energética.
¿Cómo se calcula la eficiencia energética?
Uno de los principales estándares para medir y calcular la eficiencia energética es la Norma ISO 50001, aunque rivaliza en popularidad con el International Performance Measurement and Verification Protocol (IPMVP).
Estos, y otros sistemas, se encargan de estimar principalmente la eficiencia en el uso de la energía de acuerdo a la productividad, es decir, están creadas sobre todo para empresas, y en el caso de los hogares esto se calcula en base al óptimo funcionamiento de equipos e instalaciones comparados con un bajo consumo, lo que se traduce, finalmente, en un ahorro en el pago de las facturas de los proveedores de energía.
Esto quiere decir que para averiguar si en una vivienda se realiza una adecuada eficiencia energética, se deben tomar en consideración distintos indicadores que miden los consumos de energía durante un periodo de tiempo determinado. La eficiencia energética se encuentra íntimamente ligada a la intensidad de la energía pero de manera inversamente proporcional: cuanta más intensidad energética utilicemos en nuestro hogar, menor será la eficiencia energética que estamos llevando a cabo.
Beneficios de la eficiencia energética en los hogares
Por si ayudar a mejorar el planeta o abaratar nuestra factura de la luz, hasta en un 40%, no fuesen beneficios suficientes, apostar por una estrategia de eficiencia energética en el hogar puede proporcionar a las familias una serie de ventajas: como un menor ruido en las habitaciones, gracias a que se pueden tener las ventanas cerradas y reducir la necesidad de utilizar aparatos de aire acondicionado; un incremento en las condiciones de habitabilidad de la vivienda, con temperaturas más uniformes todo el año; o disfrutar de ciudades más limpias, ya que algunos edificios son en la actualidad grandes focos de contaminación.
Para lograr que nuestra vivienda sea eficiente es necesario implementar una serie de medidas y rutinas que, en realidad, se encuentran al alcance de todos. Uno de ellos es conseguir una correcta climatización gracias al uso de sistemas de ventilación mecánicos de doble flujo, con estancias que sean estancas entre sí, algo que, además de suponer un menor coste econ´mico también contribuye a nuestro bienestar y salud, eliminando el aire viciado e introduciendo aire desde el exterior, filtrado previamente.
Otro de los elementos clave es apostar por un consumo óptimo de nuestros electrodomésticos, favoreciendo la compra de aparatos eléctricos con etiqueta A+, A++ o A+++. Un ejemplo fácil son las bombillas de bajo consumo, que aunque pueden ser una inversión inicial mayor, su vida útil puede triplicarse, por lo que en el largo plazo, supone un considerable ahorro en todos los sentidos.
Si hablamos de elementos más estructurales de la vivienda, optar por ventanas y puertas estancas y resistentes mejora enormemente la climatización, al igual que las paredes construidas con elementos robustos, dado que favorecen a reducir que se escape el calor en invierno o que entre más del debido en verano. Por otro lado, los toldos o las cubiertas aislantes en el techo también ayudan a mantener estable la temperatura en el interior.
En relación al calentamiento del agua, implementar calderas de condensación, que suponen un desembolso económico al principio, aseguran una mayor eficiencia en el largo plazo, lo que implica un ahorro energético y económico.
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